De la vida real.
Allá, por la década del 40, recuerdo que mi padre le compraba, diariamente, dos litros de leche a un lechero, que fielmente y temprano en la mañana llegaba a la casa a caballo y con las alforjas llenas de litros con el alimento matutino. Antiguamente no había que preocuparse por ir al almacén a comprar leche líquida en saché o en polvo, puesto que había un sin número de estos negocientes tempraneros que se ganaban la vida en el rubro de los lácteos.
Lo cierto es que diariamente desayunábamos, por lo menos con un jarro de café con leche y un pedazo de pan. Esto nos hacía felices, pues había otros hogares en que el lechero no llegaba, a pesar de que había niños que alimentar también.
Pero había algo curioso que pasaba con nuestro proveedor. Él tenía alrededor de 30 clientes y solo traía 15 litros llenos y 15 vacíos. Llegaba primeramente a casa de un vecino a la antrada del barrio,estaba alrededor de media hora haciéndoles la visita consuetudinaria y, como por arte de magia, salía con sus trinta litros llenos y... a repartir se ha dicho por las casas del barrio....
Un día uno de mis amiguitos me dice:
- ¿Sabes que el lechero que nos trae la leche, le echa agua para completar los otros litros vacíos?
- ¿Por qué tu lo sabes? .- Le pregunté
- Porque yo lo veo todos los días desde el patio de mi casa como baja la alforja de litros y va echando leche en los vacíos y después los rellena con agua de la canilla. - Me contestó.
En su astucia, pasaba por los controles con leche pura; allí le hacían la prueba de la densidad y pasaba sin problemas. Pero después era otra cosa. Fuera del control de los inspectores, y en la casa del vecino, que se prestaba para el rejuego, duplicaba la mercadería y sus ingresos a costa de la salud de la mayoría de los niños del barrio que, aunque desayunaban diariamente, sin embargo lo hacían malamente por la irresponsabilidad y egoísmo de un individuo que buscaba, mas que otra cosa, satisfacer sus pripios intereses.
Cuando se lo dije a mi padre, llamó al lechero, le recriminó el abuso de la confianza que se le tenía, y dejó de comprarle leche. Cuando los otros vecinos se enteraron, hicieron lo mismo, de tal forma que este negociante “hidro-lacteado”, se quedó con sus litros, con su leche y con su agua y no se le vió mas la cara por el barrio.
Cuando meditaba en este hecho real saqué algunas conclusiones prácticas:
1o. Una aparente fidelidad y responsabilidad puede estar motivada por intereses personales y egoístas.
2o. Una persona puede utilizar astucia y ardides para llevar a cabo su obra malsana, pero a la postre siempre es descubierto.
3o. Que cuando se descubre, la pérdida es mayor que la ganancia mal habida.
En lo espiritual también saqué algunas lecciones:
1ro. La Palabra de Dios es “la leche espiritual por medio la cual Dios nos alimenta y nos hace crecer y madurar".
2do. Hay muchos adúlteros de la Palabra, que traen a la puerta ese tipo “de leche” y la ofrecen como si fuera pura”.
3ro. Que para hacerlo utilizan “las artimañas del error” haciendo creer la mentira como si fuera verdad.4to. Pero cuando son descubiertos por la Verdad del Evangelio, tienen que huír y dejar libre ese campo.
“NO TODO LO BLANCO ES LECHE”
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