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Anécdotas

jueves, 27 de noviembre de 2008

La vecina de al lado

De la vida real:

Hay experiencias en la vida de niño que nunca se olvidan y que a la vez, cuando se es grande, saca lecciones importantes para la vida personal. Son experiencias que le ayudan a uno a vivir y relacionarse correctamente con los demás.
Este es el caso que voy a contar. Corría el año 1945, yo era un niño de mas o menos 6 años de edad.


Vivíamos en un bloque de casas de madera que estaban dispuestas de dos en dos. Quiere decir: dos casa unidas y divididas por una pared y la casa de al lado dividida solamente por un pasillo doble, con la casa del otro duplex, que justante solo la dividía una pequeña cerca no muy alta de madera también. Mi casa era la primera de toda esa fila, y como no tenía casa al lado no teníamos contacto directo con ningún vecino. Sin embargo, la casa de al lado opuesto, como daba pasillo con pasillo con la otra, sus respectivas familias tenían contacto directo y entablaron una amistad mas intima entre ellos, no así con nosotros.

Nunca llegué a saber las razones por las cuales mi madre permanecía, casi permanentemente peleada con la vacina de al lado. Ninguna de las dos se hablan. Fui testigo de algunas trifulcas y palabras ofensivas que en alguna u otra ocasión llegaron a tener. Como es natural, esa aversión mutua de los mayores comenzó a afectarnos a nosotros también, de tal forma que nosotros, a pesar de ser niños nunca nos atrevimos a hablarles a ellos. Mis hermanas no tuvieron nunca relaciones que la hija de la vecina y mas bien adoptábamos las mismas actitudes de menosprecio hacia ellos y a veces nos burlábamos por la diferencia de raza entre ellos y nosotros.

Rcuerdo que a veces, estando en el portal de nustra casa, pasaba por la acera el marido de la vecina que era militar. Un hombre muy serio y con un caminar militar que impresionaba. Yo, en mi inocencia y con un poco de temor lo saludaba entrecortado y le decía solamente: “Fulano”. El me mirba y me decía solamente: “Hola”. Pero de ahí nunca pasó.

Mi abuela vivía al frente y siempre estuvo al tanto de esas relaciones anormales y tal parece que nunca aprobó esas actitudes entre ellas y mucho menos la actitud de mi madre. Mi abuela estaba para morir. Tal parece que le preocupaba mucho esa situación, por lo cual, poquito antes de morir, y sabiendo que le quedaba poco, una tarde mandó a buscar a mi mamá y a la vecina; después de hablarles un rato, les dijo que ella no quería morir viéndolas peleadas siendo vecinas de muchos años. Les pidió que se reconciliaran, se perdonaran y aún les hizo prometer solemnemente que jamás se pelearían por nada. Que ella quería morir en paz y con la satisfacción de verlas hechas amigas. Mi mama y la vecina, delante de mi abuela se reconciliaron, restauraron su amistad y que yo sepa, jamás volvieron a pelearse pore nada.

Realmente aquella desición fue positiva y tajo efectros benefactores para nosotros los chicos, Mis hermanas entablaron una buena amistad con la hija de la vecina, nosotros saludábamos libremente y sin recelos a nuestros vecinos y se comenzó a respirar un aire diferente de paz y tranquilidad entre las dos familias, y aú de alegría entre los vecinos del barrio al ver las dos familias reconciliadas.

Ahora que soy una persona mayor, que tengo hijos, y amistades abundantes, recuerdo esas experiencias y de ellas saco algunas enseñanzas que me ayudan y te pueden ayudar también a t ambién.

1ro. ¿Cómo es posible que dos vecinos, por trivialidades de la vida, sacrifiquen la bendición de la amistad?
2do. ¡Hasta que punto el rencor y el odio de los mayores afecta y enferma la mente y el corazón de la inocencia!. Los mayores no se dan cuenta del daño que le hacen a los menores con sus malas actitudes.
3ro. ¡Como un ente pacificador puede, en un momento determinado, disolver reconres y unir vidas!
4to. En el orden espiritual, el hombre vive en permamente enemistad con Dios y por lo tanto en un estado de enemistad con su prójimo. Jesucristo vino a hacer la paz por nosotros y reconciliarnos con Dios por medio de su muerte en la cruz y con nuestro prójimo por medio del amor derramado en nuestro corazones.
5to. Jesús dijo: “Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios”


Reflexión: Si un ser humano es capaz de producir la reconciliación entre dos seres humanos, ¡cuánto mas Jesucristo, que “llevó nuestras rebeliones y pecados sobre él” ¿no serácapaz de reconciliarnos con Dios?.

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