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Anécdotas

martes, 13 de octubre de 2009

Dónde dejaste tu alma

Hace muchos años, cuando comenzaba mi vida ministerial, fui invitado a participar de una reunión cristiana en la casa de un hermano de otra Iglesia. El pastor predicó un buen mensaje y trajo una ilustración para ejemplificar la verdad que quería enseñar, de tal forma que nunca jamás s me olvidó esa ilustración que ha sido de mucha bendición para mi vida a través del tiempo. Él dijo:

"Se cuenta que los mayas tenían uno de los sistemas de correos mas rápidos y organizados de aquellos tiempos. A través de los caminos construidos había apostados, a distancias prudenciales, hombres corredores para sustituir al que venía conrriendo a toda velocidad para entregar el mensaje, y éste al otro, y así sucesivamente, hasta que el mensaje llegaba a su destino. De igual forma lo hacían al regreso.
Pero existía la creencia de que, cuando el correo iba a mucha velocidad, el alma quedaba atrás y debía parar un rato, hasta que el ésta alcanzara al cuerpo, y después podía seguir coriendo".

Me llamó mucho la atención esta historia y me trajo a la mente las palabras de Pablo cuando compara la vida cristiana con una carrera: "¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo lleva el premio?. Corred de tal manera que lo obtengáis...." (Cor. 9:24)
A la vez Pablo nos enseña que somos portadores de un mensaje importante, el Evangelio, las buenas nuevas de salvación para todo el mundo. Él pedía: "...orad por nosotros para que la Palabra del Señor corra y sea glorificada..." 2 Tes. 3:1)

Pero, quizás nos pudiera pasar como a los mayas. Podermos afanarnos tanto en la carrera, que descuidemos y dejemos atrás el estado de nuestra alma, de tal forma que, anque obtengamos el éxito en estas cuestiones de actividad visible, la vida espiritual quede relegada a un segundo plano de tal forma que quedemos exhaustos en la carrera.
Pablo nos aconseja: "...despojémonos de todo peso, y del pecado que nos asedia y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe..." Heb. 2:1)

Moraleja: QUE LA ACTIVIDAD NO HAGA DEJAR ATRÁS NUESTRA VIDA DE SANTIDAD

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