EL BURRITO Y EL CERDO

Hace muchos años oí a alguien (no recuerdo a quien ni donde) una de esa anécdotas que me hacen reflexionar y la vez me ayudan a no quejarme tanto de la suerte que, en ocasiones, me toca.

Dice así:

Había una vez un burrito que diariamente pasaba cargado de mercadería por frente al corral de un cerdo, que, de tan gordo que estaba casi no podía mantenerse en pie.

- Ja, ja, ja, ja.- Se reía y burlaba el cerdo, del burro cargado y fatigado.

El burro comenzó a inquietarse y enojarse con el dueño y se decía a sí mismo:

- Esto no es justo. Ese cerdo no trabaja ni se fatiga. Su dueño le da la mejor comida y lo cuida como si fuera un hijo suyo y yo, sin embargo, tengo que trabajar diariamente, y me tengo que conformar con un poco de pasto para comer.

De esta forma y diariamente el burro tenía que soportar las burlas y humillaciones del cerdo. Pero un día, 24 de diciembre, bien temprano por la mañana y justo cuando el burro pasaba con su carga habitual escuchó desde el mismo corral del cerdo unos alaridos escalofriantes y contemplaba, con sus propios ojos, como apuñaleaban al cerdo para carnearlo para hacerlo chorizos y morcillas. El burro reflexionó y dijo:

- Mmmmm… ya sabía… que comer sin trabajar en nada bueno va a parar.

El burrito respiró profundo. Ya no tendría que oír mas burlas ni risas… siguió su camino feliz por la suerte de poder ganarse el sustento diario, aunque con sacrificio, pero honradamente con su propio trabajo.