De la vida real.
Por el año 85 vivíamos en un Barrio de la Habana llamado la Vibora, pertenenciente al Municipio 10 de Octubre. Estábamos pastoreando una Iglesia en ese lugar y estábamos rodeados de vecinos muy buenos y muy sociables. Sin ambargo, había una vecina que vivía con su hija y su yerno los que vivían unas casas mas adelante de donde vivíamos nosotros. La primera vez que la saludé... ni me miró. Pensé que no me había visto y pasé por alto aquella acción, pero la segunda vez, me viró la cara en actitud de desprecio, de tal forma que me quedé un poco incómodo y preguntándome el por qué de aquella actitud. Todos los vecinos se llavaban con nosotros, a las mil maravillas. La única persona hostil a nuestra amistad era aquella mujer, y por lo tanto, su actitud fue transmitida a su hija también.
Cuando me percaté de que no eran ideas mías, sino que era una realidad evidente, comencé a orar, pidiéndole al Señor que me diera la oportunidad para poder acercarme a ella y mostrarle nuestro afecto cristiano. Ellas sabían que yo era el pastor de la Iglesia, y parece que el prejuicio contra nosotros había calado tanto que no tenían a menos manifestarlo cuantas veses fuera necesario.
Mi oración era: - Señor, crea una situación en la cual yo pueda manefestarles el amor cristiano y que cambuien de actitud hacia nosotros.
Una tarde tuve que salir a resolver algunas cosas para la casa. Venía caminando de regreso. Delante de mí, vi a la hija de esa señora, que venía cargada con varios bolsos pesados que, mas pesados se volvía a causa de que ella estaba en estado de gestacion y tenía una panza enorme. Se veía que iba jadeando. Cuando miré aquel cuadro dije: - Señor, esta es la oportunidad que tu me estas dando para romper ese muro que nos separa de nustras vecinas.
Apuré el paso, me adelanté y cuando estaba al lado de ella, casi, sin decirle nada y sin pedirle permiso, le dije: - Permítame, señora, ayudarla. Y cuando vino a ver, ya yo tenía en mis manos los bolsos. Me miró, casi me iba a decir algo. No sé que. Pero el alivio que sintió y el descanso que tuvo fue mas fuerte, de tal forma que permitió que le llevara hasta su casa los bolsos.
Yo me adelanté. Llegué primero que ella. Toqué a la puerte y..., la sorpresa que se llevó la vecina al verme fué tan tremenda que no sabía que decirme. Tome la delantera en la palabra y le dije: - Señora, su hija venía por la calle con esta carga pesada y como le faltaba bastante para llegar, tomé sus bolsos y aquí están. Ella viena atrás.
Por fin habló la mujer, y rompiendo el silencio no tuvo otro remedio que decirme: Gracias. En eso llegó la hija, quien me dispedió con las gracias también.
Sin embargo todavía, había sus reservas, aunque no como antes. Yo sabía que se estaba rompiendo algo pero faltaba un poco todavía. No muchos días después ella fué al almacén a comprar mercadería. Allí estaba la vecina con toda la mercadería comprada y justo llegué a tiempo. Ella sola no podía con todos aquellos bultos, por lo cual le dije: - Señora, permítame ayudarla, y con la misma comencé a recoger los bolsos, ella tomó algunos, llegamos a su casa, abrió y me mandó a pasar. Llegué hasta la cocina y sobre la mesa coloqué todos aquellos bultos.
Cuando me iba a despedir, aquella mujer, cambiada completamente, con una sonrisa en la cara, me mostró su gratitud y allí fue que se calló el muro divisorio que impedía nuestra amistad.
De ahí en adelante, cuando pasaba por frente a su casa y ella estaba afuera, el saludo no se dejaba esperar. En la calle no se avergonzaba de decirme; - Buenos días, pastor, - Adios, pastor.
Me sentí muy feliz de haber conquistado una mente, haber derribado un muro y haber ganado la única amistad que nos faltaba en el barrio.
Reflexión: Una buena acción, en el momento justo y preciso, no solo abre las puertas de una casa, sino las puertas de los corazones. “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien al mal”.

VISITE LA RED DE BLOGS LUZ Y VERDAD
Archivo
Anécdotas
- De la vida real: Amnistía para presos
- De la vida real: Aspiración y acción
- De la vida real: Cosas pequeñas
- De la vida real: Desición sabia
- De la vida real: Discusión infructuosa
- De la vida real: El auto roto y el extraño
- De la vida real: El chico travieso y la ve
- De la vida real: El poder de la Palabra
- De la vida real: El problema está en la raíz
- De la vida real: Gesto de gratitud
- De la vida real: Imaginación Infantil
- De la vida real: La Anciana Necesitada
- De la vida real: La columna sobrante
- De la vida real: La Mentira
- De la vida real: La vecina de al lado
- De la vida real: La vecina hostil
- De la vida real: Las virtudes del jabón
- De la vida real: Los peligros de pedir prestado
- De la vida real: Los Planeta
- De la vida real: Los pollos borrachos
- De la vida real: Mi automóvil
- De la vida real: No se rindan
- De la vida real: Tabaquismo infantil
- De la vida real: Todo lo blanco no es leche
- De la vida real: Travesuras de Chico
- De la vida real: Tres hombres desorientados
- De la vida real: UN AMOR GENUINO
- grandes consecuencias.
- Humor en verso: Monerías
- Humor: Lalita la esposa obediente
- Ilustración: Cuando Juan mató a su amigo
- Ilustración: Donde dejaste tu alma
- Ilustración: El clavo en la pared
- Ilustración: El escéptico y la fruta
- Ilustración: El gatito travieso
- Ilustración: El hombre a caballo
- Ilustración: El Niño y el jarro de azúcar
- Ilustración: El pintor y su amigo
- Ilustración: El rey infeliz
- Ilustración: La liebre y el galgo
- Ilustración: Las hormigas también hablan
- Ilustración: Nadie solo Jesús
- Imaginarias con moraleja: El León soberbio
- Imaginarias con moraleja: El Padre sus dos hijos y la herradura
- Imaginarias con moraleja: La fábula del tonto
- Imaginarias con moraleja: La gallina y los huevos
- Imaginarias con moraleja: La liebre y el tigre
- Imaginarias con moraleja: La peineta y la cadena
- Imaginarias con moraleja: La prueba de la mariposa
- Imaginarias con moraleja: La Vaca y el Chancho
- Imaginarias con moraleja: Los dos pantalones
- Imaginarias con moraleja: Tu problerma si me importa
- Imaginarias pero con moraleja: Cosas de Gallinas
- Imaginarias pero con moraleja: El burrito y el cerdo
- Imaginarias pero con moraleja: El caballo de raza y el rocín
- Imaginarias pero con moraleja: El carpintero y el árbol
- Imaginarias pero con moraleja: El libro prestado
- Imaginarias pero con moraleja: El mendigo y el Rey
- Imaginarias pero con moraleja: El ratón y el queso
- Imaginarias pero con moraleja: La Anciana y su perro guardián
- Imaginarias pero con moraleja: La gallina y el grano de trigo
- Imaginarias pero con moraleja: La Niña y el chanchito
- Imaginarias pero con moraleja: La Vaquita Mariposa
- Reflexión: La piedra de David
- Testimonios 1: El hilito de agua
- Testimonios de fe: 1. Cuando Dios salvó a Alba de la muerte
- Testimonios de fe: 2. El cumpleaños de Alba
- Testimonios de fe: 3. Cuando mi esposa se enfermó
- Testimonios de fe: 4. Viaje a las Mantecas
- Testimonios de fe: 5. La calabaza salvadora
- Testimonios de fe: 6. Llovió sobre Santiago
- Testimonios de fe: 7. Cómo salimos de Cuba
- Testimonios de fe: 8. Nueve meses en Buenos Aires
- Testimonios de fe: 8a Mudanza para San Rafael (Parte 1)
- Testimonios de fe: 8b Mudanza para San Rafael (Parte 2)
- Testimonios de fe: 8c Mudanza para San Rafael (Parte 3)
- Testimonios de fe: 8d Mudanza para San Rafael (Parte 4)
- Testimonios de fe: 8e Mudanza para San Rafael (Parte 5)
- Testimonios de fe: 8f Mudanza para San Rafael (Parte 6)
- Testimonios de fe: 8g Marzo - mes para no olvidar
domingo, 7 de diciembre de 2008
La vecina hostil
Publicado por
El pastor Luis E. Llanes
en
17:10
Etiquetas: De la vida real: La vecina hostil
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario