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Anécdotas

viernes, 6 de febrero de 2009

Mudanza para San Rafael (Parte 4)

Parte IV
Colocó nuevamente la libreta de notas en el cajón del escritorio, me levanté y comencé a caminar hacia la puerta, él se levantó también y justo, cuando dejaba su escritorio, el “rinnnnn” del teléfono. Me detengo, se detiene, se sienta y toma el tubo del teléfono en sus manos, se sienta nuevamente, saca la libreta del cajón y comienza a anotar. Mientras anotaba, este hombre me miraba, miraba la libreta, volvía a mirarme con una mirada de sombro y extrañeza y seguía escribiendo y, cuando termina, exclama y me dice: - Señor, ¡qué suerte tiene usted!. Dándome cuenta de lo que había pasado en ese momento le contesto: - No Señor, Díaz, esto no es suerte, yo quiero, decirle que en Buenos Aires yo dejé a una familia orando por esa casa que le acaban de entregar.
Desde Comodoro Rivadavia, prov. Del Chubut, un veterinario, dueño de una casa en San Rafael, le acababa de entregar su casa para la venta, con las características exactas que yo le había pedido y que como familia le habíamos pedido.
Subimos entonces al auto, hicimos el recorrido previsto, pero yo sabía que ninguna de aquellas casas era la nuestra. Por fin, de último, llegamos a la casa. Entramos en el barrio. El Bo. UNIMEV, uno de los mejores barrios del San Rafael, después del Bo. Saad. Calles asfaltadas, alboleadas, acequias, casas nuevas. El barrio todo un espectáculo… pero todavía faltaba. Llegamos a la casa. La vecina nos hizo provisión de la llave ya que ella era la cuidadora del inmueble. Entramos por – número uno – la puerta del recibidor, - número dos – pasamos a la oficina, (dicho sea de paso: la única casa que tenía oficina y recibidor, de las mil doscientas que componían el barrio, era esa. Como el dueño era veterinario, tiempo atrás mandó a hacerle ese agrego a la casa para consultorio y recibidor), posteriormente – número tres - entramos al living comedor muy amplio, (lugar donde caben sentadas alrededor de 40 personas) al otro lado la cocina, seguimos por el pasillo y al costado – número cuatro – un baño auxiliar; seguimos, -número cinco – primer dormitorio, segundo dormitorio, tercer dormitorio y cuarto dormitorio; -número seis – el baño principal, amplio y cómodo. Salimos afuera y allí – número 6 - estaba el patio con su entrada de garaje, todo amurallado y todo en perfectas condiciones.
Dios, desde antes de la fundación del mundo había previsto esta situación y desde antes de la fundación del mundo tenía previsto que el dueño de la casa edificara la oficina y el recibidor, porque de antemano él sabía que nosotros la íbamos a necesitar para el uso de la Iglesia.
Cuanto pide el dueño por la casa – Le pregunté.
Quince mil dólares – me respondió (Tiempo de las remarcaciones del presidente Alfoncín)*
Cuando terminamos de requiciar la casa, le dije al Sr. Díaz. – Esta es la casa, me quedo con ella y la semana que viene vengo con el dinero a comprarla. Le di la noticia al Pastor Saavedra, que me esperaría en Mendoza Capital para viajar nuevamente a San Rafael para hacer la compra de la casa.

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