Mudanza para San Rafael (Parte 5)

Parte V
Regresé a San Rafael rebosante de alegría. Jamás habíamos hecho una petición con tantos detalles y que se hubiese cumplido tan fielmente como se cumplió esta petición a Dios. Cuando, llegué a mi casa y les di la noticia, y les conté como sucedieron las cosas, saltaron de alegría y gozo, nos dimos las manos y oramos a Dios dándole gracias por su fidelidad. Fue allí, donde Dios nos convenció que él estaba en todo este proyecto para San Rafael.
A la semana siguiente, el Pastor Saavedra y yo viajamos a San Rafael para hacer la compra. Todos nos encontramos en el estudio contable del Sr. Liberto en la calle Buenos Aires de San Rafael. Todo estaba preparado. Firmamos el documento de compra y venta y a la hora de pagar me dice el Sr. Díaz: - Bueno, usted sabrá que sobre el monto del precio de la casa ustedes deben pagar un tres por ciento del valor de la casa al Sr. Liberto por la confección de los documentos y un tres por ciento a mi por mi trabajo. Cuando yo escuché aquello les dije: - Yo no tengo más dinero. Sólo el dinero del valor de la casa. Yo no sabía eso, yo pensé que todos los gastos saldrían de ese dinero.
Todos se quedaron mirando, no sabían que iban a hacer. En ese momento el exdueño de la casa dice: - Está bien, no hay problemas, yo voy a pagar la comisión que le corresponde al comprador.
El asunto es que, este hombre le había prometido a su esposa regresar con un cero kilómetro comprado con el dinero de la casa. En ese momento, y teniendo ya la plata en la mano, temió perder la venta y eso fue lo que usó Dios para liberarme del pago de la comisión que me pertenecía y que ascendía a 450 dólares. Lo cierto es que la casa fue comprada y no tuve que colocar un centavo mas y el hombre se fue a Comodoro en su cero km. Dios nos dio tremendo caserón donde comenzamos a dar los cultos, con la única congregación que yo tenía: mi esposa, mis cuatro hijos y la suegra.