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Anécdotas

viernes, 6 de febrero de 2009

Mudanza para San Rafael (Parte I)

Parte I
Llegamos a la Argentina en el mes de marzo de l989. Ya la Iglesia nos esperaba y de primera intensión nos alojaron en el Hotel Wardfor en Buenos Aires, donde estuvimos alrededor de cuatro días. De ahí nos llevaron a una casa alquilada en Lomas de Zamora, donde estuvimos 9 mese viviendo. En todo este tiempo tuvimos la oportunidad de predicar en Iglesias, tanto de la provincia como de la Capital y donde pudimos conocer a muchos siervos de Dios y muchos amigos.
Sin embargo no teníamos la convicción de que lo que hacíamos era el trabajo definitivo que Dios quería que hiciésemos y tampoco el lugar donde Dios quería que definitivamente, estuviésemos. Después de nueve meses nos sentíamos intranquilos y decidimos hablar con el vice-superintendente de la Iglesia en aquel tiempo, Hno. José Manuel Carlos, para plantearle nuestra inquietud. De aquella charla surgió la idea de hacer un recorrido por alguna zona de la Argentina y que en ese recorrido viésemos la posibilidad de localizar un lugar donde nuestra Iglesia no tuviese obras para comenzar una nueva. A los pocos días nos informa que había hablado con el Hno Ricardo Saavedra, Presbítero en aquel tiempo, y que nos tenían hecho un itinerario para un recorrido por la zona de Cuyo, lo cual efectuamos posteriormente.
Antes de salir oramos a Dios para que él nos mostrara el lugar al cual, en esa etapa, debíamos ir para comenzar una obra nueva. Así fue. Llagamos primeramente a Mendoza Capital. Le preguntamos a Ricardo (pastor también de la Iglesia Local) sobre alguna ciudad en la cual no teníamos obra abierta. Él nos indicó que llegásemos a San Rafael de Mendoza y viésemos sobre la posibilidad de ir para ese lugar. Cuando mi esposa y yo llegamos a la Terminal de San Rafael, bajamos del ómnibus, y no hicimos mas que plantar nuestros pies en tierra, sentí algo especial en mi corazón y le pregunté a ella: ¿Plantamos aquí?, y sin dilación me respondió: - Plantamos aquí.
A medida que recorríamos la ciudad mas y mas nos cautivaba la ciudad y se afirmaba la convicción de que ese era el lugar preciso donde Dios nos quería; por lo cual, cuando regresamos le comunicamos a Ricardo sobre nuestra desición de mudarnos para San Rafael para comenzar en nuestra labor misionera en esa ciudad.

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