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Anécdotas

viernes, 6 de febrero de 2009

Nueve meses en Buenos Aires

Cuando el Hno. Jose Manuel Carlos fue a buscarnos al Wardorf para ubicarnos en la casa donde habríamos de vivir, el Lomas de Zamora, comenzó una nueva etapa en la vida familiar y ministerial. Realmente para nosotros todo era nuevo. Un mundo nuevo. Aunque parezca irrisorio, a pesar de que hablamos el idioma castellano, sin embargo el proceso de enculturación idiomática fue toda una aventura y en ocasiones un “chou”. ¡Qué difícil fué el absorver el lenguaje coloquial argentino!.., pero peor todavía, el tener que modificar nuestras formas de hablar o de decir las cosas sustituyéndolas por nuevas formas, fue otro problema para nosotros.Como sabemos cada país tiene, lo que se llama, su propia gerga. Dentro de ésta, hay palabras castellanas que han sido utilizadas dándoles un sentido incorrecto y feo, de tal forma que, hay palabras que en un país se pueden usar y en otros no, por lo menos en el lenguaje corriente. Por otra parte, el nombre de las cosas varían. En un lugar se llaman de una forma y en otro de otra forma.O sea que el extranjero que que llega por primera vez a otro pais donde hablan su mismo idioma, se encuntra perdido y no sabe como explicarse. Por otra parte, algunas costumbres culturales, eran completamente nuevas y tuvimos que ir absorviéndolas, poco a poco, hasta hacerlas partes de nosotros, excepto aquellas que contravenían principios cristianos.

Nuestra vida en nuestro nuevo hogar y en nuestra nueva patria comenzó bastante movida.
De diferentes lugares comenzaron a llegar invitaciones, de tal forma que en nueve meses visitamos innumeralbes lugares y predicado en muchas Iglesias: desde la capital, hasta el lejano Presidente Derki. En colectivos, subtes, trernes a veces en auto; pero el asunto es que, en ese tiempo, Dios nos dió la oportuinidad de conocer muchas Iglesias, muchos pastores y muchos hermanos que nos bendijeron grandemente, tanto espiritualmente, moralmente y economicamente.

Recordamos muy especialmente al Hno. José Manuel Carlos, el entonces vicesuperientendenete de la obra. Fué para nosotros “nuestro ángel protector”. También nuestro hermano Amaro Rodíguez quien fue un ayudador y consejero. El Hno Klinge, tesorero nacional en aquél tiempo que, como Presbítero nos tuvo en cuenta siempre. De una forma muy especial quiero recordar a l hno. Y pastor Edgardo Millán, pastor de la Iglesia Mensaje de Salvación, calle Betere, en Lomas de Zamora. Esta fué la Iglesia que sirvió de abrigo efectivo a toda la familia. Tuvimos contención diaria entre ellos. Fueron para nosotros un aliciente porque pudimos sentir al amor cristiano manifestado de una forma muy especial para todos y muy especialmente para mis hijos acabados de llegar de Cuba.

En esta dinámica, el tiempo corría, pero ralmente sabíamos que Dios no nos había traído a la Argentina para viajar constantemente, de iglesia en iglesia. Nos sentíamos bien, pero no satisfechos. Dios nos había traído a la Argentina para, preponderantemente dedicarnos al ministerio de la enseñanza. Así nos lo definió Dios antes de salir de Cuba. En Buenos estábamos activos pero muy limitados en relación al propóosito, por lo cual dedidimos hablar con el Hno. José Manuel Carlos al cual manifestamos nuestra inquietud. No pasó mucho tiempo, cuando José Manuel nos informó que en una reunión de la Junta Directiva Nacional, el Hno. Ricardo Saavedra nos invitaba a mi y a mi esposa Melba, para hacer un recorrido por diferentes Iglesias de la zona cuyana, para lo cual hicimos todos los preparativos para realizar el viaje.

El Hno Ricardo Saavedra nos recibió en Mendoza y a partir de ahí comenzamos el viaje. Detalles del cual esta descrito por mi esposa en un diario que iba confeccionando a medida que hacíamos el recorrido. Antes de salir, le informamos al Hno Saavedra el propósito que teníamos de establecernos en esa zona, muy especialmente en alguna ciudad o pueblo donde no hubiese Iglesias de la Unión. Nos recomendó que fuésemos a San Rafael para que conociésemos esa ciudad. Nos comentó que la Unión había tratado de abrir una iglesia allí y nunca había podido concretarlo. Comenzamos el viaje, visitamos Iglesias de San Juan, San Luis y Mendoza. En ese interín llegamos a San Rafael. Allí nos esperaba el Hno Carlos ..... con su esposa Esther, quienes habían sido miembros de la Iglesia en Mendoza Capital y en esos momentos residían en San Rafael. Cuando mi esposa y yo bajamos del ómnibus, aún cuando todavía no habíamos salido de la Terminal, sentimos algo especial en nuestros corazones y le pregunto a mi esposa: ¿Plantamos aquí?. Ella me contestó: Plantamos. Pasamos parte del día en San Rafael, conocimos algo de la ciudad, regresamos a Mendoza y le comunicamos a Ricardo nuestra desición de irnos a San Rafael para comnenzar a trabajar para levantgar una nueva obra allí. (El traslado para San Rafael, lo relato en el artículo “Traslado para San Rafael”)


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