Una de las tantas hisotrias que mi padre me contaba, aunque a veces no sabía si eran
o no reales, se quedó tan impresa en mi mente que, cuando me encuentro con ciertas
circunstancias en la vida, viene a mi mente como por arte de magia. A veces no
necesariamente la situación tiene que ver conmigo, a veces encuentro que esa problemática
está en otros y también me pasa lo mismo, también salta en mi mente y me acuerdo de
lo que él me contó.
Nos contó, que en una oportunidad, había un chico en su pueblo que quería ser
chofer para manejar un auto de alquiler y en esa esa forma poder ganarse la vida. El asunto
era que, como no sabía leer ni escribir, no podía pasar el examen escrito.
Ante esa situación, sus amigos le recomendaron que se comprara una cartilla de lectura
para que aprendiera a leer y a escribir.
Este muchacho, entusiasmado fué a la librería y se gastó las pocas monedas que tenía en
una cartilla que le brindaba la posibilidad de aprender a leer y a
escribir de una forma fácil y rápida. Así que fué a su casa, y bajo un árbol frondoso
que daba una sombra refrescante, se sentó y comenzó a ojear el libro. De tanta alegría
que tenía, siempre que se sentaba con el libro, en el mismo lugar, y no hacía otra cosa
que decir, mientras abría y cerraba la cartilla: "Cuando yo aprenda a leer voy a ser
chofer".
Así se pasaba el día entero. Cuando alguien pasaba por frente a su casa y lo veía sentado
abriendo y cerrando el libro, le preguntaba: "Oye, muchacho, ¿qué estás haciendo ahí?",
a lo que él respondía: "Cuando yo aprenda a leer voy a ser chofer".
Pasó el tiempo, y simpre se le veía muy animado y alegré, en el mismo lugar y repirtiendo
el mismo estribillo mientras abría y cerraba al libro: "Cuando yo aprenda a leer, voy a ser
chofer".
Lo cierpo es que nunca aprendió a leer y mucho menos llegó a ser chofer.
Esta anécdota nos emseña que, no solo es desear ser algo en la vida, no solo es manifestar
lo que queremos ser o hacer, no es solo tener aspiraciones y proyecciones en la vida.
Aunque son necesarias estas cosas, si no acometemos con desición, con acción nuestros
proyectos, jamás seremos nada, jamás obtendremos nada, jamás llegaremos a ningún lugar.
Digamos, pero ¡hagamos!.

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jueves, 13 de agosto de 2009
Aspiración y acción
Publicado por
El pastor Luis E. Llanes
en
19:08
Etiquetas: De la vida real: Aspiración y acción
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