Cosas de Gallinas

Cosas de gallinas.

Leí, en una revista cristiana que me regalaron, la siguiente anécdota:

Un avestruz hembra, que en su juventud había tenido la ocasión de vivir cerca de la morada del hombre, pudo observar cuánto apreciaba éste los huevos de las gallinas, a los que consideraba casi un tesoro.

Llegada la edad de procrear, Doña Avestruz huyó al campo para reunirse con sus congéneres. Al poco tiempo comenzó, ella también, a poner huevos hermosos. Un día, mientras contemplaba uno recién puesto, díjose con una mezcla de orgullo y preocupación:

_ ¡Es, en verdad, un huevo magnífico!. ¡Su cáscara es lisa y pulida… de un bonito color blanco cremoso!. Pero a pesar de ser tan grande y pesado que ni vente gallinas reunidas serían capaces de poner uno igual, el hombre, con ser tan ambicioso, parece ignorarlo, pero, gracias a Dios nos deja en paz y jamás viene en su busca.

Un día se acercó para visitar a sus antiguas amigas:

_ Dime, hermana – le suplicó a una gallina- ¿qué defectos tienen mis huevos? ¿por qué, siendo tan grandes, tu amo prefiere los tuyos tan pequeños?

_ ¡Es que yo -explicó sonriente la gallina- cada vez que pongo uno, cacareo!

Moraleja: Realiza mil veces una acción…, que nadie se entera si falta el pregón.