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Anécdotas

jueves, 24 de septiembre de 2009

El medigo y el Rey

Unas noches atrás, estando en casa un matrimonio en una célula de estudio, abordamos el tema del servicio cristiano. Los hermanos fueron bendecidos y testificaron de la bendición que les fue aprender cosas nuevas sobre lo que es dar y recibir. El hno. de la casa me dijo: _ Pastor, justamente tengo ahí unas fotocopias que tratan de este tema y quiero compartirla con usted.
Leí, me gustó, y aunque no sé quién es el autor, lo transcribo literalmente y sin objeto de lucro para bendición de los lectores de este blogs. Dice así:

Una vez un mendigo que estaba tendido al lado de la calle vio a lo lejos venir al rey con su corona y su capa. Pensó:

__ Le voy a pedir, él es un buen hombre, de seguro me dará algo.

Cuando el rey pasó cerca, le dijo:

__ Majestad, ¿me podría, por favor, regalar una moneda?

Aunque en su interior pensaba que le iba a dar mucho. El Rey lo miró y le respondió:

__ ¿Por qué no me das algo tú? ¿A caso no soy yo tu rey?

El mendigo no sabía que responder y solo atinó a balbucear:

__ Pero, Majestad... ¡yo no tengo nada!

El Rey le contestó:

__ ¡Algo has de tener... busca!

Entre asombro y enojo, el mendigo buscó entre sus cosas y vio que tenía una naranja, un bollo de pan y unos granos de arroz, pero para él era mucho que dar, así que en medio del enojo, tomó cinco granos de arroz y se los dio al rey.

Complacido el Rey, dijo:

__ ¡Ves como sí tenías!

Y le dio cinco monedas de oro, una por cada grano de arroz.

El mendigo dijo entonces:

__ Majestad... creo que tengo otras cosas mas...

Pero el Rey lo miró con dulzura y le respondió:

__ Solamente de lo que me has dado de corazón, te puedo yo dar.

Es fácil en esta historia reconocer la esencia de lo que es dar y recibir. ¿Cuántas veces en nuestras acciones, que decimos son de servicio, entran en juego el egoísmo y nuestro propios intereses? ¿Cuántas veces realizamos una misión solo pensando el la ganancia que nos reportará?

DEMOS DE CORAZÓN, SIN CALCULAR, SIN SACAR CUENTAS, SIN PENSAR EN LO QUE RECIBIMOS A CAMBIO... Y LA MAYOR GANANCIA SERÁ LA FELICIDAD QUE SENTIREMOS AL DAR DE CORAZÓN.



























































































































































































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